#MeToo revoluciona el mundo de la música clásica: Cae el tabú en torno a la violencia sexual
El movimiento #MeToo, que ya ha afectado a muchos sectores, ataca ahora el de la música clásica, un mundo preservado durante mucho tiempo de los escándalos públicos. Los recientes casos de violencia sexual y de género (VSG) que involucran a importantes figuras del sector revelan un mundo donde la jerarquía, la admiración por los conductores y la precariedad hacen que el silencio sea omnipresente. Las instituciones finalmente están reaccionando, con medidas que intentan frenar este comportamiento.
Las revelaciones, transmitidas por la AFP, pusieron de relieve en particular las acusaciones contra el director de orquesta François-Xavier Roth, acusado de enviar mensajes de carácter sexual, y Gaël Darchen, director de la Maîtrise des Hauts-de-Seine, implicado por cinco mujeres. A esto se suman los casos de profesores influyentes, como Jacques Rouvier y Jérôme Pernoo, ambos acusados de acoso moral y sexual. Estas revelaciones provocaron reacciones y retiros temporales de determinadas funciones.
Una encuesta realizada por las sociólogas Marie Buscatto e Ionela Roharik, y la cantante de ópera Soline Helbert, revela que el 75% de los encuestados dicen haber sido víctimas o testigos de comportamientos inapropiados, que van desde bromas inapropiadas hasta agresiones sexuales. Los directores de orquesta, a menudo percibidos como “semidioses”, y la hipersexualización de las actuaciones crean un clima propicio a estos abusos.
Ante esta crisis, las instituciones se están movilizando. Paola Scotton, coordinadora de la Reunión de Óperas de Francia, y Claire Roserot de Melin, presidenta de las Fuerzas Musicales, afirman que se han tomado medidas concretas: células de denuncia, formación de las VSS y creación de cartas para regular el comportamiento. Desde 2021, el Ministerio de Cultura condiciona sus subvenciones al cumplimiento de un protocolo de prevención, mientras organizaciones como Audiens ofrecen apoyo psicológico a las víctimas. Sin embargo, Soline Helbert se muestra cautelosa y considera que, si bien se han logrado avances, en algunos casos aún persiste el silencio.