Desacuerdos sobre la formación de gobierno entre Barnier y Macron: ¿hacia una crisis política?
Michel Barnier, recientemente nombrado primer ministro, está experimentando fuertes tensiones con el presidente Emmanuel Macron, en particular en torno a la composición del futuro gobierno. En los últimos días, los dos hombres se han encontrado varias veces en el Elíseo, pero los intercambios se han vuelto repentinamente tensos. El Primer Ministro pensó que había formado un equipo de gobierno equilibrado, respetando las diferentes sensibilidades políticas, pero se topó con la inflexibilidad del Jefe de Estado, que intentaría imponer los nombres de los ministros salientes, como Gérald Darmanin para el Quai d 'Orsay.
Esta situación ha sembrado dudas sobre la capacidad de Barnier para cumplir sus compromisos, hasta el punto de que el miércoles por la tarde circularon rumores sobre su dimisión. Algunos observadores ya se preguntan sobre la posibilidad de un gobierno Barnier, ya que la situación parece bloqueada.
Divergencias fiscales y tensiones con los macronistas
La tensión también es palpable en el seno del grupo Ensemble pour la République (EPR), antigua mayoría macronista, que critica a Barnier por querer aumentar los impuestos, una línea roja para ellos. Gabriel Attal, ex primer ministro, y Gérald Darmanin incluso han unido fuerzas para afirmar su oposición a cualquier aumento de impuestos, lo que cristaliza aún más las tensiones.
Además, los macronistas critican el método de Barnier, acusándolo de no haber compartido sus intenciones y elecciones de manera transparente. Diputados como Franck Riester denuncian una falta de comunicación, y personalidades cercanas al Elíseo llegan incluso a calificar la situación de “bazar”, afirmando que Barnier podría incluso enfrentarse a una moción de censura.
Ante estas críticas, Barnier sigue centrado en la constitución de su gobierno, insistiendo en la gravedad de la situación presupuestaria del país, que descubrió a su llegada a Matignon. Pide responsabilidad para corregir la situación económica y mejorar el nivel de vida de los franceses, precisando que la carga fiscal se encuentra ya entre las más altas de Europa.
Un futuro incierto para el gobierno de Barnier
Mientras los republicanos pensaban que la composición del Gobierno avanzaba, una reunión prevista entre Barnier y personalidades de la derecha, como Gérard Larcher y Bruno Retailleau, fue pospuesta sin nuevas perspectivas, señal de que la situación está lejos de resolverse. Los miembros del partido LR empiezan a preocuparse e intercambian mensajes alarmantes, incluso dudando de la existencia de un futuro gobierno de Barnier.
La crisis en la cúpula del ejecutivo revela un profundo desacuerdo sobre el rumbo que debe tomar Francia, y la situación sigue estancada por el momento.